¿PARA QUÉ VALE UN CRÍTICO DE CINE?
Me alegra que me haga esa pregunta. Justamente cuando se cumplen seis años de que servidor se hizo éstas y otras cuantas de similar jaez y, curiosamente, un editor picó y se las sacó en edición rústica. 160 páginas, con letra chica, y una imagen: la del crítico como camarero de chiringuito que canta a los clientes lo mejor del menú del día. En este caso, de la carta de estrenos semanal. Claro que también podrían valer dos imágenes más: la de un oculista que ajusta las presuntas dioptrías del espectador, que se crea que "Alatriste" o "Volver" son la repera, el pobrecico; o de un lazarillo que le indique por dónde caminar en las dos horas de duración media sin tropezarse. Miope, hambriento o ciego. Sé que no dejo a quien me "alimenta" en buen lugar, pero así son las cosas: sé positivamente que para ellos los críticos somos un gremio parasitario, pedante y prescindible. De hecho, el domingo pasado un lector publicó una carta en ABC donde se quejaba de que no les contábamos muy rebién las pelis y que hacíamos mucha literatura y sobredosis de cinefilia. Evidentemente. Esto es opinión, no información. Para lo otro, consulte la cartelera del teletexto, que viene todo el argumento muy bien explicadito. A veces hasta cuentan el final. Recientemente, he tenido dos experiencias que me han hecho volver a creer en esta profesión: las dos, con cineastas, ese gremio al que querríamos aspirar frustadamente según la acusación más generalizada. Entrevistando a Jesús Ponce, y comentándole las reminiscencias de su fallida "Skizo" con el cine de los Coen, me dijo algo así como: "Pues es verdad. Mira, se me podía haber ocurrido antes para ajustar un poco algún detalle". Unas semanas después, Santi Amodeo, director de "Cabeza de perro", me pedía permiso para usar en otras entrevistas algunas paridas que le dije acerca del enamoramiento como estado de "ida de olla" transitorio, como sostiene en su filme. Son solo dos ejemplos positivos, aunque en ambos estaba "vestido" de entrevistador y no de crítico. Lo difícil es saber encajar una mala crítica, algo que pocos han demostrado (Daniel Múgica o Joaquín Oristrell entre ellos. Chapó). En fin, yo sí sé para qué valemos los críticos, y muchos distribuidores también. Pero ya se sabe: hay que disparar contra alguien, y nuestro gremio no suele tener guardaespaldas. Perdón por esta parrafada, cuando tenía que completar mis dos críticas de mañana. Por cierto, mamá, estarán ipso facto en el enlace CRITICOTECA, horas antes de su publicación "en papel". Y luego me voy a la "Fiestaca chanante" y mañana libro, aunque tendré que ver alguna peli y demás. Buen fin de semana y a seguir bien.
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